Si bien, muchos pueden enfrentar y adaptarse a esta última etapa, otros compañeros y compañeras tienen dificultades para despertarse o levantarse en las mañanas, sienten cansancio físico y mental o les resulta difícil concentrase.

 

El temor a no poder rendir puede llevar a buscar medidas desesperadas como utilizar medicamentos o sustancias estimulantes que les provoquen una activación física y mental inmediata. Algunos consultan a médicos, mientras que otros se automedican fármacos como el modafinilo, activantes cerebrales y/o usan bebidas energéticas. Aun cuando se perciba como algo común, recuerda que la automedicación de estimulantes siempre tendrá riesgos asociados. 

 

El uso transitorio de algunas de estas sustancias estimulantes que activan el sistema nervioso central, puede ayudar a mejorar los síntomas mencionados, si son bien indicados por el profesional adecuado, y en la dosis y tiempos necesarios. Sin embargo, cuando son automedicadas, es frecuente observar efectos colaterales y consecuencias no deseadas, pues se corre el riesgo de usar en dosis o por tiempos inadecuados, o no identificar las vulnerabilidades personales o contraindicaciones. 

 

Los fármacos activantes que liberan dopamina y las bebidas energéticas que presentan elevados niveles de cafeína o taurina, pueden provocar un aumento de la presión arterial y de la frecuencia cardíaca, lo que incrementa el riesgo de hipertensión arterial, taquicardia, arritmias y descompensaciones de enfermedades cardíacas. Pueden producir temblores en las extremidades, crisis de angustia e insomnio, y no son recomendables para personas que presenten trastorno bipolar, crisis de pánico ni adicciones. Por otra parte, el uso de modafinilo reduce el efecto de algunos medicamentos, por ejemplo, de los anticonceptivos orales. 

 

La necesidad de rendir mejor muchas veces puede facilitar la adquisición de hábitos de estudio menos saludables.